Argentina despide a Francisco haciendo “lío” en una procesión en la que los excluidos fueron mayoría
No fue una despedida masiva que pueda equipararse a la dimensión que Jorge Bergoglio cobró a nivel mundial a lo largo de los 13 años que duró su papado. Pero fue el homenaje que más lo representó: una plaza de Mayo en la que los excluidos fueron la mayoría.

La misa para homenajear al papa incluyó un operativo que pareció una reproducción en pequeño del festival de música Lollapallooza. Pantallas gigantes, puestos de hidratación, ambulancias y socorristas. El cotillón papal tampoco faltó. A los pañuelos verdes, violetas, naranjas y celeste este sábado se sumó el mitad amarillo, mitad blanco. Rosarios a 2.000 pesos, banderas del Vaticano a 8.000 –6.000 si incluían el rostro de Francisco–, y ramos de crisantemos –por supuesto amarillos y blancos– a 3.000, también fueron parte de la despedida.
El despliegue quedó holgado para la cantidad de fieles que se acercaron y dejaron más de media plaza vacía. Pero los que si llegaron parecen representar fielmente su legado. Fueron mayoría los jóvenes –a los que no se cansó de pedirles que "hagan lío"–, los viejos y los marginados, llegados desde las periferias, el conurbano bonaerense y el sur de la Ciudad. Estuvieron los boyscouts y los movimientos sociales, el Evita, la CCC, la Utep.Y como Francisco, quería hicieron lío. A la solemnidad de la misa le sumaron bombos y petardos.Hasta el arzobispo de Buenos Aires, José María Cuerva, tuvo que pedirles que "aflojen" un poco con el bombo porque entre tanto entusiasmo ni se enteraron de que se había pedido un minuto silencio.